Los pequenes son unas tradicionales y sabrosas empanadas chilenas de cebolla que antiguamente se preparaban mucho en el campo.
En una olla mediana ponemos el hueso, agregamos suficiente agua fría para que quede completamente tapado y cocinamos a fuego fuerte destapado hasta que comience a hervir. Bajamos el fuego al mínimo y continuamos cocinando por 1 hora (el si hueso deja de estar tapado podemos agregar más agua)
En una olla grande calentamos a fuego suave la manteca hasta que esté derretida, agregamos la cebolla y los aliños y cocinamos revolviendo.
Cada vez que veamos que el fondo de la olla está seco agregamos media taza del caldo de hueso y continuamos cocinando y revolviendo por 45 minutos o hasta que la cebolla esté bien cocida y suave.
Pasamos la mezcla de cebolla a un bowl y dejamos enfriar a temperatura ambiente antes de tapar con papel plástico o una bolsa y refrigerar hasta el día siguiente.
En un bowl grande mezclamos la harina con la sal, mezclamos el huevo con el vino blanco y los agregamos a la harina mezclando con las manos.
Agregamos la manteca derretida y el agua lo más caliente posible y mezclamos inicialmente con una cuchara de madera y cuando ya esté mezclada con las manos. Amasamos por 5 minutos.
Tapamos con un paño y dejamos reposar 10 minutos.
Separamos la masa en 15 porciones y con un uslero la estiramos lo más fina posible sobre una mesa ligeramente enharinada. Le damos forma redonda con la ayuda de un plato.
Preparamos la dora mezclando el huevo con la leche.
Ponemos 2 cucharadas de relleno en una de las masas, pintamos con dora y doblamos el pequen como más nos guste. Lo colocamos sobre la lata de horno con papel mantequilla o ligeramente enmantequillada.
Seguimos estirando las masas, rellenandolas y armándolas.
Pintamos los pequenes con la dora y a cada uno le hacemos un hoyito con un mondadiente para que salga en vapor y no se revienten.
Cocinamos en horno precalentado a 250ªC (si el horno puede calentarse más pueden hacerlas a 300ªC) por 25 minutos o hasta que estén doradas.