Prender un quemador de la cocina a fuego fuerte y con las tenazas poner un pimiento directo sobre el fuego ( si, leyeron bien directo en el fuego, si por casualidad tuvieran la parrilla prendida y lo hacen directo en las brasas muchisimo mejor). Con la ayuda de las tenazas ir rotando los pimentones hasta que este toda la cáscara negra, rápidamente meterlo en la bolsa de papel y cerrarla doblandola para que «suden» y suelten la cáscara. Repetir este paso con todos los pimientos.

Sacar los pimientos de la bolsa y sacarle la cáscara con los dedos, sale muy fácil, también sacar el tallo y las pepas. Si quedan pedacitos de cáscara que no logren sacar no se preocupen y sobre todo no los vayan a lavar.

En el frasco de vidrio poner los pimientos, el ajo y los granos de pimienta, rellenar con aceite de oliva hasta que este todo sumergido.

Dejar reposar en el refrigerador idealmente de un día para otro y ¡ A disfrutar!